El arte de la fotografía posee la prodigiosa capacidad de capturar el fulgor de un instante etéreo y convertirlo en materia indeleble. Esto no siempre tiene porqué ser bueno. Hay plácidos momentos que merecen ser recordados por siempre y otros extremadamente dolorosos y crueles que uno desea olvidar a toda costa. Lo que aquí podrás encontrar es una muestra de muchos de aquéllos que me han ayudado a ser feliz. Espero que alguno te despierte, al menos, una sonrisa.